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Me llamo Manu. Tengo ya una cierta edad y soy un tipo normal, de esos en los que no te fijas cuando te los cruzas por la calle. Como comprobarás en breve, no soy escritor ni pretendo serlo. Pero tengo una historia que contar, la historia de Blanchard. Por esos azares de la vida, nuestros caminos se cruzaron entre contenedores de basura cerca de mi casa. En aquellos momentos, su situación era muy comprometida e intenté ayudarle. Así fue como, poco a poco y de manera natural, se fueron tejiendo vínculos de amistad y complicidad entre nosotros que, de alguna manera, perduran hasta el día de hoy. Conoció a mi familia y a mis amigos y ha convivido muchos meses entre nosotros como uno más. Ha sido una experiencia sumamente enriquecedora, ya que nos ha enfrentado a dilemas que abarcan temas como la confianza, la ayuda, el racismo, la migración, la amistad y, en última instancia, la propia vida.

Manu naiz, dagoeneko adinean sartu xamarra den tipo normal bat, kalean gurutzatuz gero erreparatzen ez diozun horietakoa. Laster ikusiko duzunez, ez naiz idazlea eta, egia esan, ez dut sekula idazle izateko asmorik izan. Baina istorio bat daukat kontatzeko. Blancharden istorioa, 2020ko urrian ezagutu nuen gabondarrarena. Bizitzaren halabehar horiek direla medio, Donostian aurkitu nuen egoera zailean eta laguntza beharrean. Gure lehen topaketaren ondoren, pixkanaka eta modu naturalean, gure arteko adiskidetasuna eta konplizitate loturak ehunduz joan ziren eta, nolabait, gaur egun ere indarrean jarraitzen dute. Nire familia eta lagunak ezagutu zituen, eta hilabete asko eman zituen gure artean bizitzen. Gure familiako beste bat bezala gozatu eta sufritu du gurekin. Esperientzia aberasgarria izan da, konfiantza, laguntza, arrazakeria, migrazioa, adiskidetasuna edo norberaren bizitzari buruzko dilema moralen aurrean jarri gaituelako.

Me llamo Manu. Tengo ya una cierta edad y soy un tipo normal, de esos en los que no te fijas cuando te los cruzas por la calle. Como comprobarás en breve, no soy escritor ni pretendo serlo. Pero tengo una historia que contar, la historia de Blanchard. Por esos azares de la vida, nuestros caminos se cruzaron entre contenedores de basura cerca de mi casa. En aquellos momentos, su situación era muy comprometida e intenté ayudarle. Así fue como, poco a poco y de manera natural, se fueron tejiendo vínculos de amistad y complicidad entre nosotros que, de alguna manera, perduran hasta el día de hoy. Conoció a mi familia y a mis amigos y ha convivido muchos meses entre nosotros como uno más. Ha sido una experiencia sumamente enriquecedora, ya que nos ha enfrentado a dilemas que abarcan temas como la confianza, la ayuda, el racismo, la migración, la amistad y, en última instancia, la propia vida.

Han pasado casi dos años desde la publicación de Un africano entre nosotros. Un africano lejos de nosotros retoma ese hilo tras su salida de Donostia y la posterior deportación desde Noruega. Blanchard, obligado a empezar de nuevo en Gabón, vuelve a emprender el camino hacia el norte, en una travesía llena de riesgos y dificultades que comparten miles de personas que intentan llegar a Europa.
El relato se construye a dos voces —la suya y la del autor—, entre mensajes, silencios y recuerdos compartidos a través de un teléfono. Es un diálogo entre dos mundos que apenas se rozan, pero se reconocen. No es una novela convencional ni un reportaje cerrado, sino una mirada viva y fragmentada a una experiencia extrema, donde nada es completamente blanco ni negro.